Tu danza es la revelación de la pasión desde su misterio más íntimo.
Rolando Toro
Nace la danza de la vida: Biodanza
La finalidad de Biodanza es activar los movimientos humanos en forma armónica e integradora, su creador es el profesor Rolando Toro Araneda.
La Biodanza expande nuestra conexión con el pulsar de la vida, sensibilizando la capacidad de reconocer y valorizar lo que sentimos, percibiendo nuestra fuerza interior para encontrar lo que en esencia deseamos.
La Biodanza propone embellecer la vida desde las condiciones orgánicas, afectivas, emocionales y así reforzar la posibilidad de conexión para la realización plena de nuestra existencia.
Todo movimiento es danza, la Biodanza rescata el movimiento integrado, pleno de sentido, desde la salud, la alegría y el ímpetu vital.
La propuesta de la Biodanza es hacia la integración del Ser Humano; entre el sentir, el pensar y el actuar.
Biodanza es un sistema de integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de vida. Su metodología consiste en inducir vivencias integradoras por medio de la música, del canto, del movimiento y de situaciones de encuentro en grupo.
El significado de los términos usados en esta definición está descrito aquí en forma más explícita para su mejor comprensión :
En Biodanza el proceso de integración actúa mediante la estimulación de las funciones primordiales de la conexión con la vida, que permite a cada individuo integrarse a sí mismo, a la especie y al universo.
Es la acción sobre la autorregulación orgánica, inducida principalmente mediante estados especiales de trance que activan procesos de reparación celular y regulación global de las funciones biológicas, disminuyendo los factores de desorganización y estrés.
Es la capacidad de establecer vínculos con las otras personas.
Es aprender a vivir a partir de los instintos. El instinto es una conducta innata, hereditaria, que no requiere aprendizaje y se manifiesta mediante estímulos específicos, tienen por objetivo conservar la vida y permitir su evolución.
Los instintos representan la naturaleza en nosotros, y sensibilizarse a ellos significa restablecer la ligación entre naturaleza y cultura.
Es una experiencia vivida con gran intensidad en el aquí-ahora y con calidad ontológica (se proyecta sobre toda la existencia). Las vivencias en Biodanza son integradoras por que tienen un efecto armonizador en sí mismas.
Las vivencias en Biodanza están orientadas para estimular los potenciales de vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad y trascendencia, denominadas Líneas de Vivencia.
La base conceptual de Biodanza proviene de una meditación sobre la vida, del deseo de renacer de nuestros gestos despedazados, de nuestra vacía y estéril estructura de represión. Podríamos decirlo con certeza: Biodanza es la nostalgia de amor.
El primer conocimiento del mundo, anterior a la palabra, es el conocimiento del movimiento. La danza es, por lo tanto, un modo de ser-en-el-mundo, es ‘la expresión de la unidad orgánica de la especie humana con el universo’. Esta noción de la danza, como cenestesia integrativa, es muy antigua y tiene, a través de la historia, numerosas expresiones culturales, tales como las danzas primitivas, las danzas órficas, las ceremonias tántricas o las danzas giratorias del sufismo.
El poeta Jala-od- Din Rumi (siglo XIII) exclamaba:
“¡Oh día, levántate… los átomos danzan, las almas, arrebatadas de éxtasis, danzan, la bóveda celeste, a causa de ese Ser, la danza. Te diré al oído hacia dónde conduce su danza: todos los átomos que hay en el aire y en el desierto -compréndelo bien- están enamorados como nosotros y cada uno de ellos, feliz o desdichado, se encuentra deslumbrado por el sol del alma incondicionada.”
Una sesión de Biodanza es una invitación a participar en la danza cósmica, de la que habla el poeta sufí. Esta afirmación tal vez resulte sorprendente dentro del melancólico panorama socio-político de nuestro tiempo. En un mundo como el nuestro, de hambre, genocidio, tortura, delación y abandono infinito ¿cómo es posible ponerse a bailar? A primera vista parece una inconsecuencia. Sin embargo, mi propuesta no consiste sólo en danzar, sino en activar, mediante ciertas danzas, potenciales afectivos y de comunicación que nos conecten con nosotros mismos, con el semejante y con la naturaleza. Más ¿cómo podríamos cambiar el mundo sin cambiar nosotros mismos?
La transformación mediante Biodanza no es una mera reformulación de valores, sino una verdadera transculturación, un aprendizaje afectivo, una modificación límbico-hipotalámica.
La deformidad del espíritu occidental culminó durante este siglo con los más grandes atentados contra la vida humana que conoce la historia. La patología del ego ha sido reforzada hasta extremos jamás alcanzados antes. Para sustentarla están las instituciones estatales, las ideologías políticas y educacionales. Aún más, muchos de los intelectuales y pensadores de nuestra época colaboran en este vasto proceso de traición a la vida. Nuestra acción es, por lo tanto, una abierta trasgresión a los valores de la cultura contemporánea, a las consignas de alienación de la sociedad de consumo y a las ideologías totalitarias.
El fracaso de las revoluciones sociales se debe a que las personas que las promueven no han realizado, en sí mismas, el proceso evolutivo. Las transformaciones sociales sólo pueden tener éxito a partir de la salud y no de la neurosis o del resentimiento. De otro modo, los cambios sociales sólo sustituirán una patología por otra.
Biodanza propone restaurar en las personas -masivamente- la vinculación originaria con la especie como totalidad biológica. Este punto de partida es indispensable para la supervivencia.
Biodanza tiene su inspiración en los orígenes más primitivos de la danza. Es importante aclarar que la danza, en un sentido originario, es movimiento vivencial. Muchas personas asocian la danza al espectáculo de ‘ballet’. Esta es una visión formal de la danza. La danza es un movimiento profundo que surge de lo más entrañable del ser humano. Es movimiento de vida, ritmo biológico, ritmo del corazón y de la respiración, impulso de vinculación a la especie, movimiento de intimidad.
Propongo una danza orgánica que responda a los padrones de movimiento que originan la vida. Hemos buscado esa coherencia y la hemos encontrado. Movimientos capaces de incorporar entropía negativa, posiciones generatrices, armonía musical entre los seres vivos, resonancia profunda con el micro y macro cosmos. Nuestro propósito es dilucidar esas pautas de movimiento para la vinculación real. Solamente si nuestros movimientos restauran su sentido vinculante, lograremos renacer del caos obsceno de nuestra época. Participamos así de una visión diferente, buscamos acceso a un nuevo modo de vivir, despertando nuestra dormida sensibilidad.
Estamos demasiado solos al interior de un caos colectivista. Hay un modo de estar ausente con toda nuestra presencia. En el acto de no mirar, no escuchar y no tocar al otro, lo despojamos sutilmente de su identidad. No reconocemos en él a una persona: estamos con él, pero lo ignoramos. Esta descalificación -consciente o inconsciente- tiene un sentido pavoroso que involucra todas las patologías del ego. Celebrar la presencia del otro, exaltarla en el encanto esencial del encuentro es, tal vez, la única posibilidad saludable.
La ternura: cualidad de una presencia que concede presencia.
Lo que necesitamos para vivir es un sentimiento de intimidad, de trascendencia, de vinculación gozosa y de estimulante dicha. En esas necesidades naturales hemos puesto nuestros objetivos. Sabemos que la consistencia existencial no puede provenir de una ideología, sino de las vivencias en acción. Nuestra finalidad es activar, a través de la danza y ejercicios de comunicación en grupo, profundas vivencias armonizadoras.
Vivencia es una experiencia vivida, con gran intensidad, por un individuo, en un lapso de tiempo ‘aquí-ahora’ y que produce efectos emocionales, cenestésicos y viscerales; es la sensación intensa de estar vivo ‘aquí y ahora’. Es la intuición del instante de vida. Las vivencias son una puerta, a través de la cual penetramos en el puro espacio del ser, donde el tiempo deja de existir y donde somos nosotros aquí y ahora, para siempre.
© Copyright by Rolando Toro Araneda
Según Rolando Toro, creador del Sistema Biodanza, el camino hacia la salud se transita mediante la expresión de nuestro potencial genético. Esos potenciales se expresan sobre la trama de cinco funciones universales, comunes a todas las personas, que en Biodanza se resumen en cinco grandes grupos llamados –Líneas de Vivencia– :
En el transcurso de su vida, las personas desarrollan estas cinco líneas fundamentales.
Muchas, sin embargo, refuerzan algunas de ellas a expensas de las otras y rara vez expresan la totalidad de sus potencialidades, debido a los obstáculos encontrados en la expresión originaria de los mismos.
La Biodanza trabaja estimulando las funciones poco desarrolladas para poder integrarlas en toda su plenitud y armonizarlas con las otras.
Uno de los objetivos fundamentales de la Biodanza es promover un proceso de crecimiento de forma progresiva estimulando el desenvolvimiento de estas cinco líneas de vivencia de manera integrada hacia una mejor calidad de vida.
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La intuición en torno a la cual se organiza Biodanza está conceptualmente formulada en el Principio Biocéntrico.
En Biodanza el Principio Biocéntrico tiene como punto de partida la vivencia de un universo organizado en función de la vida.
En Biodanza el principio biocéntrico sitúa el respeto a la vida como centro y punto de partida de todas las disciplinas y comportamientos humanos. Restablece la noción de sacralidad de la vida.
Paradigma: es un conjunto de reglas y disposiciones (escritas o no) que hace dos cosas: establecer o definir límites, e indicar cómo comportarse dentro de tales límites para tener éxito. En cierto sentido un paradigma indica la existencia de un juego, en qué consiste y cómo jugarlo con éxito de acuerdo con las reglas establecidas. Un cambio de paradigma es, por tanto, un cambio hacia un nuevo juego, un nuevo conjunto de reglas.
Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos. Cuando un mono subía la escalera para agarrar los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los plátanos.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: «No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí…»
Todo cuando existe en el universo, sean elementos, astros, plantas o animales, incluyendo al ser humano, son componentes de un sistema viviente mayor. El universo existe porque la vida existe, y no a la inversa. Las relaciones de transformación materia-energía son diferentes grados de integración de vida. La vida no es la consecuencia de procesos atómicos y químicos, sino el programa implicado que guía la construcción del universo.
La evolución del universo es, en realidad, la evolución de la vida. David Bohm señala que bajo el dominio explicado queda un dominio implicado de totalidad indivisa. ‘Los datos reales de la ciencia -dice Bohm- sólo parecen tener sentido sobre algún tipo de fundamento implicado o unificador o transcendental, subyacente a los datos explícitos’.
Desde el principio biocéntrico podemos concebir al universo como un gigantesco holograma vivo. La experiencia de la unidad mística y de la identidad suprema es para nosotros perfectamente válida. Podemos descubrir en esta vivencia fundadora las raíces de la vida.
La desconexión de los seres humanos de la matriz cósmica de la vida ha generado, a través de la historia, formas culturales destructivas. La disociación cuerpo-alma ha conducido a la profunda crisis en que vivimos.
El principio biocéntrico, por lo tanto, surge de una propuesta anterior a la cultura y se nutre de los impulsos que generan procesos vivientes.
Los parámetros del estilo de vida propuesto son los parámetros de la vida cósmica. En otros términos, nuestro movimiento y nuestra danza se organizan como expresiones de vida y no como medios para alcanzar fines externos. Danzamos para crear más vida en lo íntimo de la vida.
El sentimiento de amor podríamos definirlo como la experiencia suprema del contacto con la vida. Danza, amor y vida son términos que aluden al fenómeno de la unidad cósmica.
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El concepto de ‘inconsciente vital’ ha sido propuesto por Rolando Toro para referirse a la cognición celular.
Este ‘psiquismo’ coordina las funciones de regulación orgánica y homeostasis y posee una gran autonomía respecto a la conciencia y al comportamiento humano.
Homeostasis: se deriva de las palabras griegas «homeo» que significa «igual», y «stasis», que significa «posición».
En cibernética la homeostasis es el rasgo de los sistemas autorregulados, que consiste en la capacidad para mantener un estado estacionario, o de equilibrio dinámico, en el cual su composición y estructura se mantienen constantes dentro de ciertos límites, gracias al funcionamiento de mecanismos de retroalimentación.
En su aplicación específica a la biología, la homeostasis es el conjunto de mecanismos por los que los seres vivos tienden a alcanzar una estabilidad en las propiedades de su medio interno y por tanto de la composición bioquímica de los líquidos, células y tejidos, para mantener la vida.
Sus manifestaciones en el escenario de la conciencia cotidiana son:
El humor endógeno o bienestar cenestésico (o estado global de salud), se refiere a un estado biológico que proviene del interior del organismo, que pertenece a lo somático, a lo corporal que se manifiesta en la psiquis. Tiene un carácter global, es decir, abarca toda la existencia y todos los aspectos de ella.
La importancia del inconsciente vital proviene de la posibilidad de influir en la fisiogénesis (desarrollo natural del organismo) de nuestra existencia con objetivos de salud.
El concepto de inconsciente vital permite comprender con profundidad el principio biocéntrico como ‘tendencia’ cósmica que genera vida.
El inconsciente vital está en sintonía con la esencia viviente del universo. Cuando esta sintonía se perturba se inicia la enfermedad. El acto de curación será comprendido, entonces, como un movimiento para recuperar esa sintonía (armonía) vital.
© Copyright by Rolando Toro Araneda
El inconsciente numinoso es una propuesta ontocosmológica que busca el desarrollo de cuatro grandes potenciales: amor en todas sus dimensiones, coraje, iluminación (junguiana) y conciencia ontocosmológica (o intasis)
La designación de numinoso, fue creada por Rudolph Otto, derivándola de numen (dios, divinidad, inspiración o majestad divina), para designar con ella la esencia de lo sagrado, excluyendo de ella toda interpretación racional de religiosidad, así como toda alusión a la ética o dogmáticas particulares.
Otto insiste en los aspectos no racional y paradójico de la experiencia religiosa en lo que se manifiesta lo numinoso.
Con el desarrollo de este concepto –Inconsciente Numinoso-, Rolando Toro Araneda cierra el modelo teórico de Biodanza.
Su último mensaje teórico, es la fuente de la grandeza de los seres humanos, aquello que permite desplegar lo sagrado y divino. Característica esencial humana que nos distingue de los otros seres humanos.
Vivenciar aunque sea por un segundo, nuestro inconsciente numinoso, es percibir el tiempo emocional, tiempo sin tiempo cronológico, en donde el movimiento de las nubes se transforma en el dulce pulsar de nuestro corazón.
Vivencia en donde descubrimos que el Coraje, la iluminación, el íntasis y el amor son una misma danza. Es entrar al reino del alma.
Cecilia Vera
He denominado «Inconsciente Numinoso» al estrato más profundo del inconsciente humano.
Consiste en un conjunto de potenciales de extraordinaria diferenciación y refinamiento, que constituyen el poder de excelencia de lo humano.
Estos potenciales son, por otra parte, los más reprimidos de todos los que caracterizan las
manifestaciones humanas.
Su conjunto constituye «El Hombre Eterno».
La pregunta esencial ¿Qué es ser humano?
Los psicólogos y educadores no parecen interesarse en el nivel de humanidad de un
individuo, sino en características de su personalidad; en sus reacciones extrovertidas o
introvertidas, en su inteligencia, o en sus motivaciones individuales.
No obstante, un hombre destacado socialmente, un científico eminente, o un economista
experto, pueden ser, desde el punto de vista humano, perfectos miserables.
Mi interés es responder a la pregunta esencial: ¿Qué es ser humano? Esta pregunta, debe ser respondida con urgencia, como única profilaxis social.
La energía numinosa, no se cultiva actualmente en las escuelas elementales ni en las
universidades; el cultivo de lo humano es el gran ausente en los programas escolares.
Los niños salen del colegio conociendo las guerras, las invasiones, los héroes nacionales y las glorias bélicas de la Patria, pero nunca han escuchado una partita de Bach, ni han visto una pintura de Leonardo, ni saben la historia de quienes descubrieron la penicilina, la anestesia o la vacuna contra la poliomielitis. La grandeza del hombre no se enseña en las Centros Educativos, se enseña nuestra parte miserable.
La energía numinosa está en algunos poemas de Rilke, Saint John Perse o de Rumi.
Lo numinoso se relaciona con la gracia, con lo creativo, con lo eterno… lo numinoso genera el amor, la poesía, la percepción de lo maravilloso y el coraje de vivir.
Esta energía originaria es consubstancial al hombre en su génesis, desde su gestación.
El Hombre Eterno habita en lo más profundo de nuestra identidad; tal es la condición humana primordial.
No son importantes, a mi juicio, las múltiples formas de la diversidad del carácter, ya se trate de una persona cualquiera, melancólica, alegre, inexpresiva, creadora, lo más importante es el nivel de humanidad que ha alcanzado.
En el psicópata, el principio humano esta disminuido al máximo. Su condición es
profundamente desestructurada.
La noción de lo maravilloso es extraña para muchas personas, no obstante, lo maravilloso nos rodea.
Lo maravilloso es un modo de percepción de la alegría inocente y de la pureza íntima, es
también la diversidad de la naturaleza, el misterio de la vida.
El inconsciente numinoso nos da acceso a un sentimiento de intimidad, al amor sin frontera y a la creación como revelación de belleza y misterio.
La energía numinosa se manifiesta ocasionalmente con extraordinaria fuerza, en artistas,
místicos y humanistas tales como Bach, Teresa de Calculta, Einstein o Rainer María Rilke, Teresa de Calcuta vivía en la gracia de lo numinoso. Como he dicho, los contenidos del inconsciente numinoso son los potenciales del Hombre Eterno y muy frecuentemente en personas comunes, capaces de amar.
La energía numinosa se manifiesta en quienes reciclan la energía cósmica y conectan vitalmente con la fuente originaria.
El inconsciente numinoso se manifiesta a través de intensas vivencias de percepción musical y visual, así como en el amor epifánico y en la maternidad.
A continuación comentaré brevemente sobre algunos contenidos potenciales del Inconsciente Numinoso.
Comúnmente sentimos que somos dueños de nosotros mismos, pero la vida se apodera de nosotros cuando amamos y nuestra existencia entera se transforma en el impulso de es con otro y para otro.
Aprender a amar sin temor, es el máximo aprendizaje.
Es necesario entregar amor en la dimensión infinita y no en el minimalismo de las relaciones.
El espacio del amor es con otro. No hay que defender el «propio espacio». Es necesario,
primero amar al otro, esto trae como consecuencia amarse a si mismo.
El amor no es un juego, es una forma de integración al infinito.
Existe el amor epifánico, en el que se une lo sagrado de uno con lo sagrado del otro. El amor epifánico es la esencia de lo humano, una estética antropológica.
El amor indiferenciado, es la ternura, condición esencial de la convivencia. La vida nos
propone el amor cada día.
Este amor, constituye el atractor del caos existencial y nos conecta con el riesgo y la
desolación.
Tenemos frecuentemente miedo a la manifestación de esta fuerza cósmica en nuestra vida, pero es el ápice de la grandeza y de la dicha absoluta.
Fue Carlos Gustavo Jung, quien describió el alma humana como el eterno renacimiento entre la luz y la sombra.
La luz, es la parte fulgurante de nuestra alma, la zona donde se gesta el amor, la alegría de vivir, la percepción de la Gracia Suprema. La luz es activa, cálida y próxima al milagro.
La sombra es el lugar de nuestros terrores; de la culpa, de la violencia y la angustia.
Luz y sombra conviven en nosotros. Ambas pueden evocarse mediante la oración o la danza.
Creo que hay algo más en el proceso de iluminación. El aumento de la percepción de cosas esenciales.
Con nuestra luz, podemos percibir al otro, conectamos con sus esencia y consagrarlo como un hermano cósmico.
La luz nos permite descubrir la luz que hay en los otros.
Cuando hablo de coraje, no me refiero a la valentía de los militares que están programados para matar y morir.
Ese no es coraje, es ingenuidad fatal.
Coraje es la capacidad de desafiar nuestra propia sombra. Entrar en el misterioso ámbito de nuestros dolores y frustraciones, buscar las penumbras y ascender a la luz, para llevar adelante el proyecto sagrado, entrar en la Gran Obra, en el arca de salvación por el amor.
«Quien no ha descendido a las profundidades de la sombra, no tiene acceso a la alabanza», expresa Rainer María Rilke.
El coraje, es nuestra posibilidad de encender el amor como extraño atractor en las tenebrosas regiones del caos.
Coraje: Desafiar los miedos, la opresión externa; Coraje para enfrentar el sufrimiento.
A veces es demasiado tarde para volver atrás. Las decisiones frágiles retardan la llegada de Dios.
El estado de intasis consiste en despertar al dios interior. Sentir la pureza y la fuerza de
nuestra propia identidad.
El intasis, nos permite asumir nuestra identidad como seres cósmicos y como depositarios del poder de vínculo.
El intasis, es el origen de la conciencia y de la lucidez ética.
El intasis es también la génesis del sentimiento de felicidad, nos da acceso a la reatividad y a la percepción de la belleza.
La empatía y la ternura indiferenciadas, tienen también su origen en el intasis.
Finalmente, pienso que todo lo que nos dignifica como seres humanos, proviene del
inconsciente numinoso.
Hombres de todos los pueblos, en mayor o menor grado, tienen la posibilidad de liberar su
energía numinosa.
Nuestra cultura de la muerte, genera condiciones para tomar insignificante al ser humano.
De este modo, es fácil explotarlos, descalificarlos y asesinarlos en las guerras.
© Copyright by Rolando Toro Araneda